Creo que no te sonará a algo nuevo si te digo que compararte con otras personas no te hace bien.

 

Puede que alguna vez o muchas más, te hayas encontrado a ti misma sintiéndote mal porque te sentiste menos linda, buena, afortunada, inteligente o espabilada que otra persona.

Podría arriesgarme a decir que todas en al menos una vez en la vida hemos sentido esta sensación de m****.

 

Compararte, ver a la otra, ver sus cualidades y sentirte menos, hacerte pequeñita, sentir envidia y frustración.

Puede que sepas lo que es. Yo te confieso que también.

No es nada fácil evitar este comportamiento en la sociedad que estamos. Donde los títulos, la estética y los grandes logros tienen un reconocimiento.

A través de likes y de premios varios.

Constantemente podemos sentir competencia a todos niveles.

Esto no mola. Esto agota.

 

Te cuento algo que ha marcado un antes y un después en mí.

 

Creo que me he pasado media vida comparándome con otras personas y siempre salía perdiendo porque partía de una autoestima por los suelos y una falta enorme de mi propio reconocimiento. De mi valor, de mi potencial, de mi belleza y cualidades, de mi esencia…

 

Nos han vendido un modelo a seguir. Tanto a nivel de imagen como a nivel de tipo de vida.

Como si todas fuéramos lo mismo o tuviéramos las mismas aspiraciones.

Como si todas tuviéramos ese cuerpo que también nos han vendido como el cuerpo perfecto.

Me revienta.

Amo la diversidad.

Amo la autenticidad.

Amo la libertad.

 

Lo que marcó un punto de inflexión en mí fue cuando me di cuenta que no hay nada más bonito que ser una misma y que eso, al fin y al cabo, es lo que nos hace únicas y especiales.

(Y ahí se termina la competencia)

 

Y cuando entiendes que ya no tienes que forzarte a perseguir un ideal de cuerpo, de personalidad, de trabajo o de estilo de vida, que lo que te hace más bella es permitirte ser tú y desarrollar tu potencial.

 

Y aceptar que, puede que tú no seas el perfil ideal que nos han vendido como el perfecto (yo tampoco). El cuerpo perfecto o la vida perfecta.

 

Pero entender que no hace falta que lo seas.

 

Que aquí lo importante es que tú te saques el máximo partido siendo tú misma.

 

Con tus virtudes y a pesar de tus puntos débiles (que todas tenemos).

 

En fin, podría seguir escribiendo sobre esto durante horas, pero de momento te invito a suscribirte a mi Newsletter porque es a través de los emails que hablo y desarrollo temas como este mismo. 

 

A través de mis emails te comparto historias personales, textos para hacerte reflexionar, inspirarte y ayudarte en tu proceso de desarrollo personal.

Además te comparto también propuestas de escritura personal para que sigas indagando por tu cuenta con tu libreta y boli. Y por supuesto, serás de las primeras en saber mis propuestas y novedades.

Pin It on Pinterest

Share This